Si preguntáramos a un músico de toda la vida (o a una compañía de discos) su opinión sobre la situación actual de la industria musical, con mucha probabilidad su respuesta sería la siguiente: la música ya no es lo que era, el público está distraído y, sobre todo, los discos ya no se venden. Si por una parte es verdad, por otra el panorama musical no ha empeorado, simplemente ha cambiado.
La digitalización ha cambiado la música
Con la llegada de las tecnologías digitales, uno de los primeros mercados que ha cambiado ha sido precisamente el musical. Al principio, programas como Napster hicieron la historia del file sharing, dando la posibilidad de compartir archivos (principalmente musicales) con otros usuarios, saltándose el mercado musical legal que hasta ese momento se basaba en la venta de los discos (primero vinilos y luego cd). A pesar de los intentos para regularizar la descarga de la música en mp3 gracias a servicios como iTunes, la piratería musical ha seguido haciendo estragos hasta que se ha impuesto en el mercado la llamada «música líquida», que se disfruta a través de los servicios de streaming.
El streaming cambia el mercado en positivo
Según lo que demuestra el Global Music Report 2017, el estado de la música tiene que declararse en plena salud. Actualmente se escucha más música respecto a la que se escuchaba en pasado y el protagonista de todo ello es el streaming. Este término se refiere a una corriente continua que fluye sin interrupción, y habitualmente a la difusión de audio o vídeo. El usuario utiliza el producto a la vez que se descarga. En pocas palabras, se trata de escuchar música en tiempo real a través de una plataforma en línea cualquiera, como por ejemplo YouTube e Spotify. Pero, ¿cuál ha sido el efecto del streaming para el mercado musical? ¡Es sin duda alguna positivo! Tal como demuestran los datos del 2016, el mercado musical ha mostrado claros signos de recuperación respecto a la «triste» época de las descargas. Los ingresos totales han aumentado en un 6% llegando a 15,7 millardos de dólares, de los cuales la mitad estaban relacionados con el mercado digital. Otro aspecto que es necesario considerar (que se atribuye siempre al streaming), es que en los millardos de ganancias referentes al digital, el porcentaje relativo a la descarga descendía un 20,5%, mientras el porcentaje relativo al streaming aumentaba más de un 60%.
El streaming como revolución cultural
El streaming se ha convertido ya en un auténtico «estado mental» porque garantiza a los usuarios la posibilidad de escuchar en todo momento la música que prefieren con la posibilidad casi ilimitada de escoger. Una libertad actualmente imprescindible que los usuarios están dispuestos a pagar. En el 2017, por lo menos 110 millones de usuarios disfrutaban mínimo de un servicio, determinando como líder indiscutible en el mercado a Spotify (50 millones de abonados), seguido de cerca por Apple Music (20 millones) y Deezer (7 millones).
Además del servicio de streaming, es necesario considerar el medio a través del cual la música se disfruta actualmente. Si antes se utilizaban los tocadiscos (primero), los lectores cd (luego) y los lectores mp3 (todavía más recientemente), actualmente los smartphone parecen ser los instrumentos universalmente asignados a esta función. Muchos atribuyen a esta costumbre la causa del descenso de los estándares de calidad de la música actual. «¿Qué sentido tiene ocuparse de las producciones y de los sonidos de forma maníaca si luego las canciones se escuchan con los altavoces de los smartphone?”. Es suficiente utilizar los instrumentos necesarios, como por ejemplo altavoces Bluetooth.
Altavoces Bluetooth personalizables: el gadget empresarial en sintonía con los tiempos
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