2018 es el año en el que todas las empresas se han tenido que enfrentar al nuevo reglamento europeo sobre la protección de datos personales, que entró en vigor oficialmente el 25 de mayo.
Para adaptarse al RGPD, que es el nombre de este nuevo reglamento, se debe implementar una amplia gama de medidas para evitar el riesgo de violar sus nuevas disposiciones: evaluación del impacto en la privacidad, verificación, revisión de los criterios, registros de actividad y, posiblemente, la contratación de una persona a cargo de todo lo relacionado con la protección de datos, el delegado de protección de datos (DPD).
Además de afectar a las empresas que ofrecen bienes y servicios dentro de la Unión Europea (bancos, compañías de seguros, operadores telefónicos, administraciones públicas, compañías de lujo, grandes empresas de distribución, startups y pequeñas y medianas empresas), el RGPD también afecta directamente a los usuarios particulares. En este sentido, basta observar la actividad de dos grandes gigantes de internet: Facebook y Google. El primero publicó recientemente una serie de vídeos informativos sobre los datos personales y la privacidad, tratando de evitar una más que probable disminución en el número de usuarios en los próximos meses debido a la solicitud del consentimiento expreso para el tratamiento de sus datos. El segundo, de forma análoga, aunque realizando un esfuerzo aún mayor, se ha visto en la obligación de tener que preguntar a sus usuarios sobre qué datos desean compartir en cada uno de los distintos servicios, teniendo que implementar nuevas tecnologías, procesos y herramientas.
Una evolución importante en la protección de datos: el paso de la contraseña al reconocimiento biométrico
«El coste del cibercrimen para las empresas en Italia es de 900 millones de dólares al año, no estamos hablando de una cifra despreciable» explica Carlo Maucelli, responsable de tecnología nacional de Microsoft Italia. Precisamente, esta compañía, cuyo negocio se ha expandido en servicios de nube para empresas, encuentra especialmente ventajoso el nuevo RGPD por encima de otras compañías.
En el 2020 se alcanzará un importante objetivo, ya que es el año en el que, según un estudio realizado por Grand View Research, el mercado global dedicado a la tecnología biométrica alcanzará una cifra que superará los 24 mil millones de dólares. Parte de este importe se utilizará precisamente en el ámbito de la protección de datos. Un informe reciente de la compañía de seguridad Preempt ha revelado que el 35% de los usuarios tiene contraseñas débiles y el 65% está en riesgo de vulneración de su privacidad, mientras que, como indicó el Ponemon Institute en 2017, el 35% de las empresas tiene una política específica para contraseñas que en realidad no se aplica. La solución proviene de los nuevos usuarios informáticos, es decir, los millennials, que afirman estar totalmente cómodos con el uso de la autenticación biométrica, facilitando así la entrada de este tipo de tecnología incluso en el ámbito laboral. Aunque, por razones obvias relacionadas con los usuarios de mayor edad, las contraseñas no desaparecerán por completo, es cierto que la biometría se convertirá en una tecnología ampliamente utilizada y que la necesidad de recordar varias contraseñas desaparecerá, ya que este método de acceso quedará sustituido por otros métodos que se basan en el reconocimiento facial, de manos, de ojos y de voz.
Práctico, cómodo y seguro: las memorias USB protegen tus datos de la mejor manera posible
A pesar de las innovaciones tecnológicas y legales en el ámbito de la seguridad de los datos, tan útiles como necesarias, hay un accesorio que sigue estando ampliamente utilizado tanto en el ámbito empresarial como particular para proteger datos: las memorias USB. A menudo equipados con muchos gigas de memoria y caracterizados por un uso sencillo y rápido, estos accesorios siguen siendo sin duda alguna la forma más segura y cómoda de almacenar datos.
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